La administración de Trump supuestamente exploró la idea de lanzar ataques con drones contra los cárteles de drogas que operan en México. Si bien Estados Unidos ha utilizado previamente drones no armados para vigilancia en cooperación con el gobierno mexicano, la propuesta de usar drones armados marca una escalada significativa. El plan formaba parte de un esfuerzo más amplio para combatir el tráfico de drogas en la frontera sur. Los críticos argumentan que tales acciones podrían violar el derecho internacional y tensar las relaciones entre Estados Unidos y México. La revelación ha reavivado el debate sobre la militarización de los esfuerzos antidrogas y los límites del poder presidencial.
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